Por dios, que dias estos.
Con todo el mundo que hablo ya estan al borde de un ataque cerebrovascualr. No hay tiempo de ver a nadie, todo es cienporciento laburo. Todo el mundo esta en la misma. No se puede ni respirar. La gente te respira en la nuca y tu jefe desayuna y cena con vos.
Basta.
Punto final a todo esto. Mientras escribo estas líneas después de hablar con mi par primesca flori, nos dimos cuenta de que nos pasamos quejando y que somos demasiado chicas para soportar tal punto de stress, vieja. Mientras sigo escibiendo siento como los músculos de mis hombros crujen pidiendo por favor un receso, tiempo, para un poco, todo eso le dicen a mis oídos en cada crujido. Por otra parte mi cabeza no para y cuando no escribo pienso en todo lo que me perdí de escribir por no tener un anotador a mis manos. Igual prefiero hacerlo en la computadora, aunque mis hombros dialoguen.