Si ya se que soy jodida, pero la verdad es que nunca, pero nunca en mi vida pude convivir en edificios. Podes creer que “esta” mina de abajo me rompió las pelotas porque le cayó 150cc. de agua en su balcón (que no casi ni existe porque es balcón francés). Me quedé con una vena que no puedo ni escribir. Mis dientes están apretados, mala señal…
Pero lo peor es que no es la primera vez, aunque se que en cachimayo me porte muy muy mal. Esa semana se me rebalsó la bañadera (o bañera) y a la mina se le hizo mierda el techo, sorry darlin´. Igual era una exagerada. Igual yo no era el baterista que vos tenías encima, date cuenta.
Loco no podés expresarte, no riegues las plantas, no cuelgues un cuadro, que no se te caiga el control remoto, no uses zapatos de taco (y tus invitados tampoco). Lo menos son las notitas debajo de la puerta, podés creer tal cobardía… (confieso que lo hice solo una vez y hace un año con mi vecino de enfrente que me dolía la muela y su perrito asquerosito chiquitito ladraba a las 3 de la mañana, pero solo esa vez, lo juro). Igual no da que me grites por tu balcón, y que retumbe en el edificio de enfrente, para hacerme sentir mal vecina. Perra infame, tocame el timbre, dale. Tocame.
